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Búsquedas y significaciones
Sergio Roncallo Dow

Las búsquedas que tienen en su horizonte la idea de la diferencia usualmente resultan infructuosas. No quiero decir con esto que estemos inmersos en una realidad dogmática, si se me permite el término, que no permita pensar lo otro; a lo que quiero aludir con mi afirmación inicial es a que muchas veces las búsquedas a las que aquí me refiero, pierden su esencia y se convierten en un reencontrar o releer de ciertas ideas o tendencias que ya estaban presentes.

Una de estas relecturas/ reencuentros creo que es el que puede entreverse en las consideraciones que suelen hacerse sobre el arte alternativo y, en general, sobre todos aquellos campos del saber humano que pueden ser calificados con este adjetivo. Al pensar lo alternativo no se me ocurre más que recurrir a lo que yo mismo he vivido y experimentado como alternativo: la música (y el arte en general), y la apariencia desde lo estético, las ideas y los modos de ser (en) y con el mundo desde lo intelectual.

The Beatles, en las afueras del Cavern Parecería que lo que subyace bajo la idea de lo alternativo es siempre una búsqueda: por la diferencia, la resistencia y algún tipo de reivindicación. Lo alternativo plantea nuevas formas de entender la interacción y de proyectarse hacia el entorno. Intentaré ser un poco más claro: desde lo que he podido percibir, lo alternativo, al menos en lo referente a lo estético y lo ideológico, plantea una clara tendencia hacia la resistencia y hacia un desvelarse ante el entorno que pone sobre la mesa el hecho mismo de que se persigue sentar y establecer los pilares de la diferencia. Piedra angular de las búsquedas de lo alternativo es la intención de marcar un cisma con el orden previamente establecido y proponer nuevos usos y reinterpretaciones de elementos que la tendencia del sistema ha hecho caer en la mismidad y la repetición.

De este modo me sobrevienen, de nuevo, las preguntas: ¿qué es lo alternativo? ¿cómo debe ser pensado?

Probablemente una de las maneras de explicar cómo se da el fenómeno de lo alternativo en el arte es el rock. Desde sus mismos inicios se proyectó hacia su entorno como una fuerza diferente, devastadora, incendiaria: como algo diferente. Es además interesante desde su perspectiva sociológica porque desde los años cincuenta en adelante, el rock se ha convertido en una manifestación estética cuyo consumo ha adquirido dimensiones planetarias y que se ha propagado a lo largo y ancho del andamiaje social. Para explicar esto con algún detalle saldré de la panorámica latinoamericana e iré a la génesis del fenómeno (y a los cultural studies) para, de este modo, intentar desentrañar el fenómeno de lo alternativo desde una perspectiva estética y cultural.

En los inicios mismos del rock hay una búsqueda de una salida de la marginalidad y de la mismidad a través de las manifestaciones estéticas y, en medio de esa búsqueda, hay una propuesta contracultural que arremete contra los estándares triunfalistas manejados por la sociedad inglesa de la posguerra.

El elemento clave para entender el desenvolvimiento de este proceso es la idea de la búsqueda de nuevas significaciones. Lo que busca inconscientemente el naciente movimiento es hacer una relectura de todo aquello que se daba por descontado en la cotidianidad y que sólo era visible para las clases burguesas: al obrero ciertas cosas (la mayoría) le estaban veladas.

Así, dentro de los barrios marginales de ciudades como Birmingham, Sheffield, Londres y Liverpool se empiezan a dar ciertos procesos de fractura cultural que habrían de cambiar para siempre las concepciones estéticas de la tardo modernidad y la posmodernidad. Por un lado, surgen propuestas como la de los Beatles, representantes directos de la clase obrera, al menos en sus épocas de residentes en el Cavern Club. Posteriormente el panorama inglés se ve multiplicado con bandas que proclaman el nacimiento de una nueva estética, que trasciende los límites de lo visual, para convertirse en una forma de desplegar la propia individualidad; entre ellos están los Rolling Stones, The Animals y The Who.

Pete Townsend y los WhoSobre estas huellas se inventa una nueva manera de concebir la cultura en el S. XX. Hacia 1968 hay propuestas como la de Black Sabbath, quienes en búsqueda de nuevas respuestas apuestan por el oscurantismo y los temas ocultos. El aparente satanismo es el resultado de una exploración en otros parajes del sujeto; lugares que hasta ese momento habían permanecido inexplorados por las culturas populares. Desde el rock se redefine el lenguaje y las palabras cobran significado en la medida en que el receptor quiera moldearlas. En ciertos pasajes de la canción War Pigs (Cerdos de Guerra) de Black Sabbath puede oírse:

“Politicians hide themselves away / They only started the war/ Why should they go out to fight?/ They leave their role to the poor, yeah / Time will tell on their power minds,/ Making war just for fun/ Treating people just like pawns in chess,/ Wait 'till their judgment day comes, yeah”

Resulta evidente que es la clase obrera la que habla aquí. Hay una total desilusión acerca del sistema y acerca de la política de la Corona. Los cultural studies dan cuenta de estos fenómenos y buscan acercarse a ellos. El rock se convierte en la máxima expresión de las clases de abajo. Por medio del rock la marginalidad y la mismidad desaparecen paulatinamente. Desaparecen para convertirse en escándalos. Escándalo que no es otra cosa que un retrato realista de la sociedad. Cuando este retrato se convierte en manifestación social nace la cultura del pobre.

Sobre estas nuevas maneras de ver y “dibujar” la realidad, creo que se puede ver cómo se reformula la cultura popular y el arte abre a sus consumidores de manera explícita una nueva posibilidad: la de encontrar la singularidad. Con la entrada en el mercado la frialdad que inicialmente mostrara el entorno empieza a desaparecer y un halo de popularidad rodea a quienes hasta ese entonces habían permanecido en los márgenes. Los ejes de las prioridades se desplazan y las nuevas propuestas se catapultan hacia la luz. Las nuevas manifestaciones adquieren su propio brillo y visibilidad pues buscan hacer nuevas preguntas y, a la vez, ofrecer nuevas respuestas a partir del empleo de toda una nueva gramática que involucra el vestido, el cuerpo y el instrumento.



 

Por supuesto que estas nuevas búsquedas no se hacen sólo a través de la música. Basta pensar en las Campbell Soups de Andy Warhol, que se convierten en la resignificación del objeto, en “el resultado de toda pretensión del sujeto de interpretar al mundo; son el resultado de la elevación de la imagen a la figuración pura sin la más mínima transfiguración” (Baudrillard 1997:26). Todo lo que alguna vez estuviera perdido en el underground entra a ser protagonista del nuevo patrimonio simbólico, de la cultura.

Chuck BerryLos cultural studies vuelven su atención hacia procesos culturales que se gestaban lenta pero sólidamente en medio de la invisibilidad. En el caso del rock, con el camino abierto en Estados Unidos por personajes como Chuck Berry y Elvis Presley, los británicos entran con fuerza en el mundo de la cultura popular. Aunque sean los cultural studies los que por primera vez hayan tenido estas manifestaciones populares como objeto de estudio, nunca más se podrá volver a hablar de rock en términos británicos: para fines de los setenta será una manifestación popular de envergadura mundial, que rompía inclusive con las berreras del lenguaje.

Hecho este excurso por los orígenes y las nuevas significaciones que planteó el rock en la escena anglo, podemos intentar pensarlo como un fenómeno global e intentar mapear sus posibles modos de actuar en un ámbito latino para, de este modo, intentar descifrar la idea de lo alternativo.

Como lo decía algunas líneas arriba, el rock se ha convertido en un fenómeno de alcances planetarios: hoy por hoy se hace rock en muchos idiomas y sus formas de mostrarse como manifestación estética han sugerido un sin igual sincretismo entre referentes locales y globales. Latinoamérica ha sido uno de los campos más prolíficos en lo que se refiere a estos sincretismos. Países como Argentina y México han sido pioneros en la producción de rock en español y, desde la década del noventa, en Colombia el género se ha masificado. ¿Cómo se incorporan las dinámicas de lo alternativo en este proceso?

Varias posibilidades:

1. Hay abiertas búsquedas contraculturales en el contenido de las obras. El resultado mismo de la manifestación estética es un separarse de lo establecido y lo hegemónico que da paso a significaciones y sentidos nuevos dentro de quienes lo consumen.

2. Directamente relacionado con el punto anterior, está la idea de las actitudes políticas que se asumen por medio del rock y que, de un modo u otro, determinan el actuar social del sujeto/ consumidor que resiste al sistema desde lo estético.

3. En las manifestaciones latinas del rock, lo tradicional y lo popular cobra nuevos significados y se da una interesante yuxtaposición de estéticas que determinan un nuevo modo de entender y proyectar la cultura: un modo alternativo.

Emblema de SepulturaBasta pensar en las recuperaciones que han hecho bandas como Aterciopelados y Sepultura de sus referentes locales. En el primer caso, por medio de la imagen de una vocalista se ha logrado una manera casi kitsch de proyectar el rock, en la cual la Fender Stratocaster aparece al lado del Divino Niño del 20 de Julio. Sepultura, por su parte ha integrado el Metal con elementos tradicionales brasileros y líricas de corte eminentemente político que dan como resultado un “metal latinizado” que lucha contra el sistema. El rock se convierte en el nicho de la convergencia de lo local con lo global y en un fuerte y poderoso dispositivo de resistencia contra la tradición hegemónica.

Desde estas dos perspectivas planteadas en el punto 3 puede empezar a comprenderse la idea de lo alternativo como una especie de ámbito en el que se determinan nuevos usos y se hacen relecturas (o lecturas alternativas) de elementos preexistentes.

Me parece entonces, que lo alternativo subyace en la idea que se tenga del uso del capital simbólico: lo que para cierto tipo de receptores/ consumidores puede resultar alternativo, para otros puede no serlo. ¿Qué entra en juego aquí? Las condiciones de quienes leen y decodifican los mensajes y el sistema de opiniones que cada uno tiene. Es desde allí, desde los pre-juicios que cada sujeto podrá juzgar o no si ciertas prácticas y modos de cultura (espero se me permita este término) son alternativos o no.

Por ejemplo, y con esto quisiera finalizar, el punk y el grunge han sido considerados dos hitos de la cultura alternativa en la medida en que, de algún modo, han puesto sobre la mesa todos los elementos que hasta aquí he enumerado. Desde una perspectiva local, el punk sigue siendo parte de la cultura underground y desde allí continua desempeñando su rol de dispositivo contracultural. Existen bandas como I.R.A que llevan 17 años en la escena y son desconocidas para la mayoría del público. Como ésta hay muchas bandas en Colombia.

Ahora bien, en el panorama anglo parece no suceder lo mismo. las revoluciones del punk y del grunge son prueba de ello. La primera, ocurrida a fines de los setenta fue una manifestación efímera de la lucha de los jóvenes ingleses contra la intelectualización y ‘decadencia’ del rock de su época; la segunda una búsqueda desde Seattle por la esencia del rock, que se había perdido tras el fashion propio de la década del ochenta. El resultado fue el mismo: se convirtieron en productos de consumo masivo y sus protagonistas en superestrellas. ¿Somos alternativos aquí y allí no?

¿Qué es entonces lo alternativo? Una intuición del espíritu.



*Sergio Roncallo Dow es filósofo, músico y escritor. Entre sus innumerables aportes a la cultura se encuentran Pollito Chicken, reconocida banda bogotana, Los Gemelos Fantásticos y, más recientemente, Los Pusilánimes y los Hermanos precarios. Por si esto fuera poco Sergio es colaborador ad honorem de La Silla Eléctrica como productor musical, locutor y escritor.

 

 
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